Soplan nuevos vientos, con voces viejas
y añejas. Se escuchan por todos los rincones de la clase política voces que
demandan una reforma de la Constitución. Esas voces, son las de siempre, las de
los privilegiados catalanes y vascos y las de los que les otorgan por gracia
"divina"; esas prebendas injustas y sin razón democrática alguna,
pues se basan en sociedades de esclavos, de siervos y de señores feudales, que
tenían potestad hasta sobre la mujer doncella, con el abominable "derecho
de pernada". Que estas formas de vida y de privilegios pervivan en la actualidad,
es una anacronía democrática, social y humana, dado que, según nuestra
Constitución, TODOS LOS ESPAÑOLES SON IGUALES ANTE LA LEY.