Para aquellos que nacieron a principios de
los ´80, las películas eróticas dirigidas por el francés Just Jaeckin o el italiano Tinto Brass, sirvieron como vía
de escape para el desarrollo de nuestras perversiones más intimas. Emmanuelle (1974), Calígula (1979), o Los Burdeles de Paprika (1991) son clásicos que han quedado
grabados en mi retina. En aquella época merecía la pena pagar impuestos, para
que Canal Sur nos obsequiase con un Rocco pletórico y tetas italianas
voluptuosas por doquier, pero los tiempos cambian, y hoy está de moda la
literatura.
Primero
el fenómeno Cincuenta Sombras de Grey;
después a modo más pragmático, Travesuras
Eróticas, y ahora la archiconocida ex actriz porno Sasha Grey en plena ebullición
intelecto-pornográfica. El sexo sin duda, vende, y se ha convertido en la mejor
herramienta para llenar nuestro vacío.
La Sociedad
Juliette nos
adentra en la vida de Catherine, una joven estudiante de
cine sumida en la rutina pero continuamente atraída hacia innumerables fantasías
y ensoñaciones sexuales, hasta que día descubre de la mano de Anna su compañera
desinhibida y liberal de clase, la existencia de un club selecto y misterioso,
lugar de encuentro para hombres poderosos que anhelan explorar el lado más oscuro
de sus fantasías sexuales, donde será protagonista (y victima) de nuevas experiencias
sexuales.
Si bien el argumento es predecible, dentro de una lectura sencilla y directa sin grandes ornamentos, nadie mejor que una actriz porno para describir escenas de sexo “prohibidas” y “ocultas” por la sociedad “diplomática” imperante. Caprichos eróticos, juegos morbosos, y encuentros BDSM descritos con precisión, a todo lujo de detalles, que lograran ponértela dura o empaparte según el caso. La novela ahonda en la relación sexo-poder desde un plano político localizado en las grandes esferas, y nos ayuda a reflexionar sobre nuestro potencial individual, las apariencias, y la autodestrucción. Otra más para la colección, y las que quedan…
JM.Salas
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