Muhammad
Yunus nació en Chittagong, Bangladesh, en 1940 y estudió Ciencias Económicas en
Nueva Delhi. Posteriormente, amplió sus estudios en EEUU con becas de las
instituciones Fullbright y Eisenhower, y fue galardonado con el Premio Nobel de
la Paz en 2006 "por sus esfuerzos para
incentivar el desarrollo social y económico".
Fundador del Banco Grameen (Banco Rural o de los Pueblos),
ha ideado un sistema basado en los microcréditos
flexibles sin aval y sin control (amenazas jurídicas) para las personas más
pobres, desafiando el sistema convencional y confiscatorio de mercado y las
políticas bancarias clásicas, basándose en
la convicción de que el crédito es un derecho humano fundamental, que
debe ser destinado a la creación de empresas
sociales tendentes a la erradicación
del hambre en el mundo, y facilitar a TODOS una vivienda, sanidad, la escolarización… hasta intentar lograr una sostenibilidad
global, pues el crédito no ha de tener en cuenta las posesiones materiales sino
en la creatividad individual (todos somos empresarios en potencia).
Una experiencia “de persona a persona”, la contabilidad del banco es
responsabilidad del banco; el problema de siempre, es que los intereses de usura
y las políticas económicas confiscatorias se han normalizado socialmente, y ha
olvidado el potencial creativo de las personas pobres o con rentas más bajas a
los que se les infunde miedo, y a los que se les niega la integración y la
oportunidad de participar en el proceso productivo, negándoles a ser política y
económicamente conscientes (“La pobreza no la crean las personas pobres”).
En esta obra, Yunus describe los obstáculos que
ha tenido que ir venciendo para poner sus ideas en práctica, ideas factibles que
en la realidad han ayudado a personas y familias reales, y que deberían haberse
tenido en cuenta a día de hoy para la superación de la crisis actual y el agonizante
Estado de Bienestar. Asimismo los programas
de microcrédito aplican un nuevo ideario centrado en coordinar políticas de
derechas e izquierdas, corrigiendo sus errores, y centrándose en el autoempleo,
lo que es significativo, ya que demuestra que una verdadera voluntad política unida
a una democracia participativa, la falta de egoísmo, y reprogramar el pago de préstamos
por parte las Cajas de Ahorros, evitaría
que los que los menos responsables (condenados al hambre, y a soportar una
crisis no solo alimenticia sino medio-ambiental), pagasen los errores cometidos
por una ínfima parte de la población.
Una última frase: “Los pobres son las personas bonsái. La sociedad no les ha permitido el
suelo auténtico. Si les permites el suelo legítimo, oportunidades reales,
crecerán tan alto como todos los demás”.
JM. Salas
0 comentarios: