Esta película no es destacable en sí misma, no tiene mucha chispa en cuanto a su puesta en escena, pero tiene unos entresijos que la hacen digna de mención.
Está protagonizada por Eduardo Noriega y Belén Rueda, y cuenta la historia de un médico, Diego, que se ha acostumbrado tanto a su vida laboral que ya no le afecta el día a día del mismo.
Sin embargo, una de sus pacientes, Sara, intenta suicidarse, y en el intento de Diego por salvarla, como cualquier otro paciente más, el novio de ésta le culpa de todo e intenta matarle. Horas más tarde, recuerda vagamente lo sucedido, un disparo y la sensación de sentirse diferente.
La historia se adentra en las profundidades del alma, de lo que representa saber hasta que punto puedes sacrificarte por los demás, y hasta que punto estás dispuesto a sacrificar a tus seres queridos por altruismo y recibir a cambio la recompensa de haber hecho un bien mayor.
A mí, como comentó, la película en sí no me pareció gran cosa, pero sí su trasfondo, y tal vez a donde quería ir a parar el autor y el director cuando decidieron hacer su trabajo.
La recomiendo para un rato en el que os apetezca reflexionar sobre vosotros mismos y lo que haríais en la situación de Eduardo Noriega.
Mª del Loreto Blázquez
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